martes, 29 de enero de 2008

Concejos para mejorar la digestion

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Mirar hacia dentro

Muchas veces nos informamos de qué alimentos son los más sanos y convenientes para nuestra salud, lo cual está muy bien, pero nos olvidamos de que estos alimentos y el modo en que los consumimos van a parar a una maquinaria sorprendentemente compleja en la que pasamos toda nuestra vida; el cuerpo humano. Es por ello que conocerlo es conocernos y me parece de vital importancia para comprender de verdad el sentido de lo que significa cuidarse.

Conociendo mi digestión

En realidad, el proceso de la digestión empieza en el cerebro el cual envía la orden de puesta en marcha al estómago en el mismo instante en que la vista o el olfato son estimulados e incluso cuando se produce cualquier pensamiento referente a la comida.

Una vez el alimento en la boca, los dientes rompen el alimento por fuera y la saliva los rompe por dentro. La digestión de los hidratos de carbono o glúcidos, como el pan, bollería, pastas, patatas, etc. se realiza en la boca debido a la presencia de una enzima, la ptialina y queda momentáneamente detenida en el estómago, donde se digieren principalmente las proteínas.

El estómago es la bolsa donde van a parar los alimentos una vez masticados entrando en contacto con el ácido clorhídrico, líquido de gran poder abrasivo, cuya función es deshacer las proteínas (carne, pescado, legumbres, frutos oleaginosos, tofu, seitán, etc.). Si nuestra dieta es muy rica en estos alimentos producimos mayor cantidad de ácido clorhídrico y si fuera excesivamente abundante en proteínas se podrían llegar a agredir las paredes del estómago.

Una vez batidos y mezclados los alimentos en el estómago pasan a un tubo de tres a siete metros de largo, el intestino delgado. Es en el duodeno (primera parte del intestino delgado) donde confluyen los líquidos del páncreas, vesícula biliar y los propios jugos intestinales, que terminan de digerir los glúcidos y las grasas. Si hemos tomado muchas grasas la vesícula biliar se contrae y liberará más bilis para poder digerirlas. Es en el intestino delgado donde las vellosidades intestinales o flora intestinal se encargan de absorber los nutrientes de los alimentos que tomamos, su salud es esencial para la asimilación de todas las sustancias.

El último eslabón de la digestión es la deshidratación de la materia fecal, para ser posteriormente eliminada. Esta tarea la realiza el intestino grueso o Colon de dos metros de largo aproximadamente. El intestino grueso funciona gracias a unos movimientos llamados peristálticos los cuales se ven estimulados por la presencia de fibra vegetal que aporta volumen y presiona los intestinos para que se muevan y permita avanzar las heces hasta su eliminación. Dependiendo de toda una serie de factores las heces pueden estar de seis a veinte horas esperando para ser eliminadas, aunque hay casos donde el tiempo de retención es superior, produciendo estreñimiento.

El proceso de una digestión completa puede durar de 24 a 48 horas. Paralelamente están funcionando todas sus fases ya que comemos de tres a cinco veces al día en menor o mayor cantidad.

La salud del mecanismo y por lo tanto de la nuestra, depende del equilibrio entre lo que entra y lo que se elimina, y más propiamente entre lo que verdaderamente se digiere y asimila que es lo que de verdad nos nutre.

No es sólo qué comemos sino también cómo, cuando y hasta con quién, lo que influye y determina a la larga nuestro estado general de salud.

Consejos prácticos para mejorar la digestión

  • Masticar y ensalivar detenidamente los alimentos es el paso más importante, pues determina que todos los demás escalafones del proceso digestivo se realicen óptimamente.
  • Evitar las presiones en la zona abdominal, cinturones, fajas o todo aquello que la comprima, así como mantener la espalda recta, para facilitar una buena digestión.
  • Comer respirando conscientemente y huyendo de imágenes y noticias negativas es garantizarnos una mayor felicidad.
  • Las comidas copiosas en la que hemos mezclado diferentes tipos de alimentos entre sí sobrecargan los órganos digestivos por lo que después no es aconsejable hacer la siesta ya que ralentiza el metabolismo y también la digestión, ni ningún esfuerzo físico o intelectual intenso que obligue a la sangre que se encuentra en la zona digestiva a desplazarse hacia otras zonas del cuerpo.
  • El orden digestivo del metabolismo nos indica que alimentos como el pan, las patatas, el arroz y las pastas (hidratos de carbono), se digieren mejor y más rápidamente si los comemos separados de carne, pescados y otros alimentos proteicos. Y en el caso de consumirlos juntos (pan con queso) que sea en poca cantidad y sobretodo masticándolos muy bien para facilitar al máximo la digestión.
Autor: Luisa Martín
Naturópata y diplomada en Herbodietética

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