jueves, 21 de febrero de 2008

La Contaminación Lumínica

La Contaminación Lumínica


La contaminación lumínica comienza a ser tenida en cuenta por las administraciones ya que ocasiona multitud de graves problemas en nuestra salud. Reconocido el problema de la contaminación lumínica, hay que aplicar soluciones sencillas y prácticas.


Origen de la contaminación lumínica

La Contaminación Lumínica está originada por el uso de un alumbrado ineficiente y mal diseñado, que envía la luz a zonas donde es innecesaria: Hacia el cielo. El uso de proyectores y cañones láser, la iluminación publicitaria descontrolada, y la ausencia de horario de apagado tanto de aquella como de la iluminación ornamental contribuyen igualmente a generar este problema.

Es necesario advertir que también se produce Contaminación Lumínica al emplear intensidades excesivas de iluminación, y/o rangos espectrales innecesarios para la realización de las actividades previstas en la zona alumbrada.

Es relevante indicar que los graves perjuicios ocasionados por la Contaminación Lumínica no se limitan al entorno del lugar donde se produce -poblaciones, polígonos industriales, áreas comerciales, carreteras-, sino que la luz se difunde por la atmósfera y su efecto se deja sentir hasta decenas de kilómetros o más desde su origen.

Mitos sobre el alumbrado exterior

No puede ponerse en duda el logro que supone el alumbrado exterior nocturno y su necesidad para el desarrollo de nuestras actividades académicas, laborales o de ocio, sin embargo la Contaminación Lumínica NO es la consecuencia inevitable de este gran avance.

Por tanto, es falso que, evitando la Contaminación Lumínica, se quiera dejar pueblos y ciudades a oscuras, pues sólo se pretende eliminar la emisión de luz directa a la atmósfera sin que, por supuesto, se vean comprometidos los niveles de iluminación necesarios en el suelo. De hecho, este tipo de contaminación lumínica está producida por luz artificial que se desperdicia de forma inútil, pues toda luz enviada lateralmente, hacia arriba o hacia los espacios en donde no es necesaria no se utiliza para ver y es un derroche de energía y dinero.

Otros mitos, falsos pero muy arraigados, son que "cuanta más luz y mayor potencia mejor", pues la luz mal dirigida no proporciona seguridad ni visibilidad, sino todo lo contrario; o pensar que los cambios en el alumbrado necesarios para evitar la Contaminación Lumínica, o su sustitución, son demasiado costosos, pues el ahorro conseguido, al aumentar la eficiencia, permite amortizar la inversión en pocos años y, por otra parte, organismos como el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía -IDAE- disponen de ayudas específicas dedicadas a fomentar la eficiencia energética que pueden aplicarse en estos casos.
Farolas tipo "globo", un modelo altamente generador de contaminación lumínica.

Reglas generales para iluminar correctamente

Nuestras propuestas para evitar la contaminación lumínica pasan por la aplicación de reglas sencillas y lógicas como son emplear de forma generalizada farolas apantalladas donde la bombilla este instalada horizontalmente -paralela al suelo- y que dirijan el flujo luminoso únicamente hacia abajo; usar preferentemente lámparas de vapor de sodio de baja presión (VSBP), las más eficientes energéticamente, y de una potencia adecuada al uso; restringir el horario de la iluminación ornamental; limitar la iluminación de vallas y postes publicitarios y establecer un horario de apagado; prohibir los cañones de luz o láser, y cualquier proyector que envíe luz al cielo; usar proyectores asimétricos sin inclinación o con rejillas antideslumbrantes; y reducir el consumo en horas de menor actividad mediante la bajada de tensión en la red pública o el apagado selectivo de luminarias (el IDAE estima que sólo el 27% de la potencia instalada consta de sistemas de regulación del flujo luminoso y apenas un 5% cuenta con un sistema de control centralizado para su encendido y apagado).

Nada hay que impida hacerlo salvo la voluntad de dar el paso: las Comunidades Autónomas de Canarias, Cataluña, Navarra e Islas Baleares ya tienen leyes al respecto, otras están en proceso de elaboración o trámite, numerosas ordenanzas municipales tratan el problema de la contaminación lumínica, y existe una declaración de reconocimiento del valor cultural del cielo nocturno y de la necesidad de preservarlo para la ciencia y las generaciones venideras.

Incluso el Ministerio de Medio Ambiente ha reconocido el problema de la contaminación lumínica y, aunque tímidamente, comienza a prestarle atención al considerar que "... presenta consecuencias perjudiciales para la biodiversidad y el medio ambiente en general, en la medida en que se estén alterando de manera desordenada las condiciones naturales de oscuridad propias de las horas nocturnas" y "... afecta a la visión del cielo, el cual forma parte del paisaje natural y debe ser protegido, como patrimonio común de todos los ciudadanos y por la necesidad de posibilitar su estudio científico".



Autor: Ecologistas en Accion

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