miércoles, 20 de febrero de 2008

Medidas para evitar otra Marea Negra

Medidas para evitar otra Marea Negra

Debemos exigir a nuestros gobernantes la adopción de tantas medidas como sean necesarias para evitar otra marea negra y mantener limpias nuestros mares. Seguimos sin contar con los medios mínimos para tratar de paliar los efectos de otra marea negra.


Seguimos sin contar con la planificación de mínimos para tratar de paliar, en lo posible, los efectos que se producen en accidentes de estas características. Pese a que algunos de portavoces gubernamentales de esta catástrofe no compartan la idea, la prevención es fundamental en estos casos.

Hemos tenido que escuchar al Ministro de Fomento, Sr. Álvarez Cascos, cuyo ministerio es responsable de la aplicación y puesta en marcha del Plan de contingencia para luchar contra la contaminación marina, que es "imposible prever un accidente de estas dimensiones". La realidad es que no sólo es posible, sino que la Ley de Puertos y de la Marina Mercante y el Convenio MARPOL para el control de los buques y sus vertidos así lo exigen.

Resulta imprescindible la adopción inmediata de un paquete de medidas tendentes a prevenir y combatir los efectos de un accidente similar que en cualquier momento podría producirse en el mismo lugar o en otra zona del litoral español. Aunque la trágica experiencia que estamos sufriendo, excusaría de la necesidad de expresar mayores justificaciones, reseñaremos, muy brevemente, las razones que exigen la inmediata aprobación y puesta en práctica de dichas medidas.

  • La constante navegación de gran número de buques de características similares a las del "Prestige" por aguas jurisdiccionales españolas, incluso con acceso a los excesivos puertos de interés general existentes en nuestro litoral (nada menos que 43) y la existencia de grandes rutas de navegación internacional en aguas próximas a nuestro litoral (Galicia, Canarias, Baleares y, muy señaladamente, el Estrecho de Gibraltar).
  • La dramática comprobación por la sociedad y la clase política española de los brutales efectos de muerte y destrucción que un solo cargamento de mercancías peligrosas de los miles que están transitando por los mares, puede causar en nuestros recursos naturales y la trascendencia que ello tiene en la economía y en la propia vida del ser humano. Un solo accidente de un petrolero ha provocado la destrucción de más de 1000 Km lineales de costas (por el momento) y de los seres vivos que las habitaban, quebrando de golpe el equilibrio biológico que hacia posible su existencia, provocando a su vez la ruina de miles de familias que vivían de ellos.
  • La falsedad de la idea de progreso que insistentemente se nos ha querido transmitir, vinculándolo a las actuaciones artificiales de transformación de la naturaleza y agotamiento de sus recursos realizadas por el hombre (principalmente industria e infraestructuras), en lugar de a la conservación del patrimonio común natural biótico y abiótico del que el ser humano es simple administrador.
  • La evidencia de que el ser humano realiza actividades cuyos devastadores efectos no es capaz de controlar. Frente a la autenticidad del medio natural, quienes se dedican a su transformación sólo pueden, ante sus fracasos, buscar culpas ajenas y mostrar su propia incompetencia.
  • La constatación de que para España son sus recursos naturales la principal fuente de riqueza no sólo a largo plazo sino también a corto y medio plazo, lo que obliga a reconsiderar las prioridades de inversión y preocupación del Estado. Los miles de millones de Euros destinados, por el Plan de Infraestructuras 2000 - 2007, a transformar el medio natural (ampliación de puertos y aeropuertos, nuevas autovías y autopistas que fraccionan el territorio, con sacrificio de amplios espacios naturales, aumentando extraordinariamente los riesgos derivados del transporte) deben destinarse, al menos en una importante proporción, a preservar el medio natural y a la mejora de los sistemas de reacción frente a sus amenazas y deterioro.

Medidas jurídico-políticas

  • Prohibición absoluta de entrada en puerto español y de tránsito por mar territorial, zona económica exclusiva y aguas suprayacentes a la plataforma continental españolas, de toda embarcación que transporte mercancías peligrosas para el medio biótico marino, salvo que reúna las siguientes características: antigüedad inferior a diez años; doble casco con compartimentos estancos a proa y popa; certificado de navegabilidad y seguridad anual, emitido por entidad competente que se corresponsabilice en caso de accidente debido a fallo de material; seguro vigente que cubra responsabilidad ilimitada por todos los daños causados intencionadamente o no, incluido los daños puramente ecológicos.
  • Declaración de Zonas Marítimas Especialmente Protegidas por su riqueza biológica o su vulnerabilidad ecológica, con limitaciones a la navegación, la pesca, y la explotación de hidrocarburos o cualquier otra actividad que pudiera perjudicar su equilibrio biológico.
  • Establecimiento de protocolos de actuación en las distintas zonas marítimas españolas ante supuestos de accidente, sobre bases realistas y no meramente voluntaristas, ordenando las medidas de reacción en atención a las distintas hipótesis posibles según el tipo de buque, de carga y de accidente.
    Asimismo se deberán prever zonas de abrigo especialmente acondicionadas para recibir un buque accidentado, con el fin de acotar espacialmente los efectos del siniestro.
  • Redefinición de las competencias en materia de protección y conservación del medio marítimo-costero para garantizar una respuesta inmediata y una gestión eficaz, con predominio de la salvaguardia del medio ambiente frente a intereses comerciales o corporativos y capacidad para movilizar todos los recursos disponibles, con representación de la sociedad.
  • Exigencia a los puertos y a las compañías petroleras de medios anticontaminación suficientes para hacer frente a la contaminación provocada por las sustancias transportadas, cargadas, descargadas o manipuladas, en caso de accidente.


Autor: Greenpeace

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