martes, 12 de febrero de 2008

Nuestro metabolismo y el exceso de peso

Nuestro metabolismo y el exceso de peso


Nuestro metabolismo no es el único culpable de nuestro exceso de peso. El sobrepeso es muy a menudo consecuencia de una alimentación errónea. Los preparados alimenticios con aditivos químicos pueden alterar el funcionamiento de nuestro metabolismo.


El sobrepeso es muy a menudo consecuencia de una mala alimentación. Los cereales se refinan desnudándolos de las capas nutritivas más importantes para la salud, el germen y el salvado. El azúcar de caña o remolacha sufre también un proceso de lavado, blanqueado, que lo define como un alimento vacío que carece de nutrientes y las grasas de origen animal (embutidos, carnes grasas, mantequillas, etc.) producen en su conjunto una serie de afecciones llamadas "del metabolismo" y entre ellas la obesidad y el exceso de peso.

Además de los alimentos vacíos o de baja calidad nutritiva, sufrimos de todo tipo de preparados alimenticios (pues no se les puede llamar alimentos) cargados de aditivos químicos, que forman parte, a veces muy frecuentemente, de la alimentación cotidiana. El exceso de cantidad de alimentos, tanto en el supermercado como en nuestra mesa y la industrialización ha conducido a las sociedades del norte del mundo a enfermedades que indican la necesidad de una vida conectada a los ciclos de la tierra y a nuestro cuerpo con sus ritmos y necesidades. Aunque pensándolo bien, esta desconexión resulta interesante para un gran sector de la sociedad que han hecho un negocio de la manipulación antinatural de los alimentos y del culto al cuerpo. Los cientos de millones que mueven los alimentos bajos en calorías, las cremas reductoras y otros productos milagrosos son demasiados como para que interese saber que bastaría con aprender a comer alimentos sencillos y naturales.

El metabolismo

Diversas hormonas influyen tanto en el aprovechamiento de las substancias nutritivas como en la distribución de la grasa corporal o regulación de líquidos orgánicos, es por ello que una alteración endocrina puede provocar indirectamente una alteración del peso corporal. Algunas obesidades o excesos de peso tienen su origen en una alteración del sistema glandular. Entre las glándulas de secreción hormonal con mayor relevancia en cuestión de sobrepeso, nos encontramos con el páncreas y la tiroides, ambas requieren una parada para comprender nuestro organismo de forma más profunda.

El páncreas: director de orquesta

El páncreas es un órgano situado transversalmente en la cavidad abdominal. Su función como glándula endocrina es segregar una hormona, la insulina. La función del páncreas es vital importancia, pues a veces aún comiendo poco, si los niveles de insulina están alterados, una parte de lo comido se convierte en grasas de reserva, con la siguiente ganancia de peso comiendo cada vez menos. Los síntomas de una mala combustión de los alimentos pueden ser el exceso de grasa corporal junto a un bajo nivel de energía que correspondería a aquellas personas que a pesar de estar sobradas de kilos se encuentran cansadas y a veces con impulsos irresistibles de comer dulces o picotear entre horas.

La tiroides

La tiroides es una pequeña glándula situada a nivel de la garganta. Se encarga de aumentar el consumo celular de oxígeno y calor corporal, lo que determina el metabolismo basal de cada individuo. Aumenta la degradación de la glucosa y las grasas e incrementa la actividad neuro-muscular y la sudación, entre muchas otras funciones. El concepto de metabolismo lento está en referencia de forma proporcional con el funcionamiento hormonal de esta glándula, ya que sin llegue a ser un hipotiroidismo diagnosticable, la eficiencia con la que trabaje determinará con qué facilidad ganamos o perdemos peso. Para saber si tú metabolismo funciona adecuadamente es necesario medir la temperatura corporal basal que determina la función tiroidea.

La medición de la temperatura basal se mide con un termómetro normal, colocándolo bajo la axila justo antes de despertarte y de realizar ningún movimiento brusco o actividad previa. Durante cinco días seguidos se toma la temperatura y la hora. Las mujeres es preferible esperar a hacer la medición siete días después de la menstruación. La temperatura fisiológica está entre los 36.6 a 36.4 grados, si es inferior puede ser un indicio de que el metabolismo quema lentamente o con dificultad, es decir, si consume correctamente lo que come o no.



Autor: Luisa Martín

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